El momento de la comida es muy importante para tu perro, así que procura darle un espacio de comodidad y tranquilidad.
Lo primero es utilizar los platos para agua y comida adecuados para su tamaño, es decir, pequeños mientras es cachorro y luego los cambias a medida que va creciendo, para que el tamaño de la porción pueda aumentar en proporción.
Los platos deben ser firmes, que no se resbalen, y en lo posible que no queden directamente sobre el piso. Para esto, puedes utilizar tapetes o mesitas para acomodar los platos a una altura adecuada.
El lugar de la comida de tu perro debe ser limpio y tranquilo. Evita, por ejemplo, ubicar sus platos junto a la basura o la lavadora para evitar olores que lo distraigan o ruidos que lo asusten.
Y si no se termina su porción, retírala y guárdala, pues debe empezar a entender que el momento de la comida es solo uno y que no estará allí disponible para cuando quiera.
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